Las fuerzas de Rommel se estancan
Tropas británicas utilizan rocas como refugio mientras una motocicleta con orugas alemana Kettenkraftrad se incendia en el fondo, el 10 de septiembre de 1942.
A pesar de los tremendos golpes que habían recibido de la artillería británica y continuos bombardeos de la Real Fuerza Aérea (RAF), los panzers de Rommel siguieron intentando avanzar hacia el Este. Después cayeron víctimas de un plan para engañarlos, el cual les permitió movilizarse más hacia el oriente -pero en la dirección en la que los británicos querían-.
Ernie Huntley estaba sirviendo con los Señaleros Reales, adjuntos a la Brigada de Fusileros, cuando descubrió que formarían parte del señuelo colocado para la trampa de Rommel, aunque en ese momento el plan completo no se dio a conocer a las tropas involucradas:
Nos enteramos de que íbamos a ser parte de una acción defensiva entre Ruweisat y los cerros de Alam Halfa y nos dijeron que nuestra función sería la de atraer al enemigo hacia adelante; independientemente de lo que pasara, no debíamos enfrenarnos con él. Esa orden no cayó demasiado bien entre la mayoría de nosotros, ya que era algo que nunca habíamos hecho, darse la vuelta y salir corriendo. Siempre nos habíamos mantenido luchando todo el tiempo que pudiéramos antes de que emprendiéramos a combatir en una acción de retirada estratégica. Pero siendo soldados, obedecimos.
Estábamos ubicados entre dos lomas aproximadamente a ocho millas al sur de Ruweisat y alrededor de la misma distancia al suroeste de la cordillera de Alam Halfa, con la 8ª Brigada Blindada y la 7ª División Blindada, unas cinco millas hacia nuestra retaguardia (o al este). Durante la noche del 31 de agosto, el enemigo envió su 90ª División Ligera en nuestra dirección y hacia el sur de ellos la fuerza principal de los DAK [Deutsche Afrika Korps].
Los vimos venir, a continuación, ellos nos vieron, como se suponía debía suceder. Les permitimos, de hecho les animamos, a avanzar haciéndonos un objetivo primario que inmediatamente enfrentaron. Nosotros, como nos habían ordenado, nos volvimos y corrimos, escondidos en cualquier protección que pudiéramos encontrar, encontrándonos por lo tanto atrapados entre la 90ª Ligera y su fuerza principal mientras que ambas giraban al norte hacia El Alamein, en otras palabras, ¡estábamos completamente rodeados por el enemigo!
Lo que la mayoría de nosotros no sabíamos era que se habían dejado caer mapas falsos del área en manos del enemigo, que indicaban determinadas rutas entre la depresión de Qattara y las dos cordilleras como si fueran zonas “seguras”, mientras que otras eran peligrosas, es decir, rutas suaves y traicioneras llenas de arena.
Esta estratagema funcionó haciendo que muchos de sus tanques, cañones de campaña y vehículos se “atascaran” en la arena suave y nosotros estábamos tratando de encontrar un lugar seguro en cualquier lugar peñascoso en el cual pudiéramos ocultarnos.
El avance en esa zona era parte del plan de Montgomery para dar a Rommel el “para qué”. Nuestras tropas blindadas luego se adelantaron y atacaron al enemigo que, después de unos días, se retiró. Entonces nos dieron la orden de enfrentar a aquellos que estaban en nuestra área. No necesitamos mucha persuasión y lo hicimos con gran entusiasmo. Nos dimos cuenta de que en realidad habían sido utilizados como cebo y, independientemente del resultado no me gustó ni un poquito.
Si deseas saber más, lee “War’s Long Shadow: 69 Months of the Second World War” [La Larga Sombra de la Guerra: 69 meses de la Segunda Guerra Mundial], editado por Charlotte Popescu.
“Los australianos asaltan una posición fortificada”. Un retrato que representa el avance de las tropas australianas durante la Segunda Batalla de El Alamein, el 3 de septiembre de 1942. La fotografía es de propaganda y la escena fue montada y posada para la cámara.
Un cañón antitanque británico de 6 libras en acción en el desierto, el 3 de septiembre de 1942.
Un tanque alemán PzKpfw IV Ausf. F2 destruido, el 6 de septiembre de 1942.