Se detiene el avance de Rommel hacia Egipto
Un cañón de 4.5 pulgadas disparando por la noche contra concentraciones blindadas enemigas en El Alamein, en julio de 1942.
El general Auchinleck había logrado escapar de la trampa para el X Cuerpo en Mersa Matruh. El X Cuerpo había llegado recientemente desde Inglaterra; sin embargo, esto no ocurrió sin pérdidas para las fuerzas británicas ya que la División neozelandesa, quien había encabezado la batalla, fui muy presionada y su comandante, el general mayor Freyberg había resultado seriamente herido.
Aun así, teniendo algunos días de ventaja sobre el enemigo, el resto del 8º Ejército logró tomar una posición defensiva en El Alamein, donde se unió la 9ª División australiana -la cual se había colocado en reserva estratégica mientras se recuperaba en Siria-, así como la 4ª División india proveniente de Chipre, esto representaba la existencia de tropas frescas para montar una nueva, pero limitada, ofensiva.
Sin embargo, tanto las fuerzas británicas como las alemanas estaban al borde del agotamiento y los logros de la ofensiva aliada fueron magros, si bien logrando con ello que Rommel suspendiera un ataque al sur para cubrir la pérdida de tropas italianas en la zona.
James Ambrose Brown, con las fuerzas sudafricanas, narra la apertura de la ofensiva con el fuego de artillería en la oscuridad, así como la batalla aérea por encima de sus cabezas:
10 de julio de 1942
El rugido de los cañones irrumpió mientras dormía. Todavía estaba oscuro, pero había señales de que el amanecer estaba cerca. Grandes destellos rojos parpadeaban a lo largo de nuestras líneas desde lejos en el desierto, justo hasta la costa. Adelante, donde los proyectiles estaban explotando, el parpadeo, los destellos danzantes eran duplicados en una melodía roja. El sordo repiqueteo de los proyectiles explotando no disminuyeron o cesaron hasta que el son estaba muy arriba del horizonte; luego vino el tenue traqueteo de las ametralladoras desde el camino costero. Aunque había una alerta general en caso de contraataque, me senté en el puesto de observación aún envuelto en mi manta empapada de rocío, escuchando a la cacofonía distante. Más tarde, como siempre, grupos de trabajo se fueron hacia adelante para colocar minas.
Alrededor de las 11h00, una fuerza de Stukas pasó por encima a una altura tremenda, giraron y lanzaron su carga sobre posiciones más allá de las cimas flanqueando la costa.
“Les están dando a los Aussies [australianos]”, alguien dijo.
Escuché más tarde que el segundo ataque mató a treinta prisioneros quienes estaban, me imagino, agrupados juntos detrás de la fuerza atacante. Su agonía mental debió haber sido terrible, puesto que es muy probable que sus captores no les permitieran dispersarse por temor a que escaparan… debieron agazaparse allí, observando la destrucción gritando sobre ellos desde su propia gente.
Sobre todo esto, había un combate aéreo que duró alrededor de un cuarto de hora. Un grupo de nuestros cazas que se enredó con una formación enemiga merodeaban alrededor en un enorme círculo continuo defensivo, algo así como una caravana voladora. Una y otra vez el enemigo se zambullía verticalmente en la caravana, disparando continuamente, luego subiendo a una velocidad casi equivalente a la de su descenso. Luego, en dos y tres, nuestras máquinas se retiraban del combate y se dirigían a casa, algunos de ellos perseguidos por Messerschmitts que los atacaban con la ventaja de la altitud. Era asombroso observar estos pilotos alemanes zambullirse, atacar y recobrar su altura en un movimiento continuo, hecho posible, por supuesto, por la velocidad de su picada.
Escucho de Bugs que los Fusileros Montados de Natal [FMN] capturaron trescientos prisioneros esta mañana. Al ocaso, el botín australiano del día contaba con 1,200. La historia es que, si este asunto local tiene éxito continuo, podría convertirse en una contraofensiva. Parece que los tanques no se presentaron a tiempo para apoyar a los FMN y sólo cuatro arribaron a salvo, los otros se habían descompuesto. Para entonces, era pleno día y los FMN fueron atrapados en campo abierto sin apoyo de tanques.
Si deseas saber más, lee “Retreat to Victory: A Springbok’s Diary in North Africa: Gazala to El Alamein, 1942” [Retirada a la victoria: un diario de un sudafricano gacela en el Norte de África: Gazala a El Alamein, 1942], de James Ambrose Brown.
El propio Zorro de Desierto, Erwin Rommel describe el ataque de las fuerzas británicas:
Si deseas saber más, lee “Retreat to Victory: A Springbok’s Diary in North Africa: Gazala to El Alamein, 1942” [Retirada a la victoria: un diario de un sudafricano gacela en el Norte de África: Gazala a El Alamein, 1942], de James Ambrose Brown.
El propio Zorro de Desierto, Erwin Rommel describe el ataque de las fuerzas británicas:
A la mañana siguiente, el 10 de julio, fuimos despertados aproximadamente a las 05,00 horas por el sordo estruendo del fuego de artillería desde el norte. De inmediato tuve un presentimiento que no auguraba nada bueno. Luego llegó la alarmante noticia que el enemigo había atacado desde la posición en El Alamein y había superado a la División Sabratha, que había estado manteniendo una línea a cada lado de la carretera costera. El enemigo estaba ahora en fuerte persecución hacia el oeste tras de los italianos que huían y existía el grave peligro que pudieran penetrar y destruir nuestras provisiones. De inmediato conduje hacia el norte con el Kampfstaffel y un grupo de combate de la 15ª División Panzer y los envié hacia el campo de batalla. El ataque de Qaret el Abd tuvo que ser cancelado, ya que la parte de nuestra fuerza de choque original que se quedó en el sur era demasiado débil para ejecutar el avance hacia el este.
Los alemanes se apresuraron a reforzar las defensas italianas con sus propias tropas, pero la División Sabratha italiana había sido destruida y la División Trieste seriamente dañada. Rommel ya no podía contar con sus aliados.
Para Rommel, tal vez el peor resultado de esta situación fue la captura de una oscura unidad -la 621ª Compañía de Intercepción de Radio-. La famosa perspicacia de Erwin Rommel para evaluar la situación militar y su capacidad para “leer el campo de batalla” no se debía enteramente a su genio personal. Efectivamente había sido capaz de leer el campo de batalla, pero una gran parte de esta cualidad se le debe atribuir a un grupo de hombres talentosos formando su unidad de inteligencia de señales personal -la 621ª Compañía de Intercepción de Radio-. Su capacidad para escuchar el tráfico de radio británico en el frente de batalla había sido especialmente valiosa. El equipo era reemplazable, pero los hombres no.
Si deseas saber más, lee “The Rommel Papers” [Los documentos de Rommel], editado por Basil Henry Lidell-Hart.
Los cañones antitanque montados en camiones eran utilizados como unidades de artillería extremadamente móviles y de gran alcance, acelerando sobre el desierto y atacando al enemigo desde todo tipo de áreas inesperadas. En la imagen, una unidad móvil antitanque del Octavo Ejército en acción, en algún lugar del desierto, en Libia, el 26 de julio de 1942.