La Línea Leningrado es rota
Soldados del Ejército Rojo cruzando una zona de las defensas fortificadas con alambre de púas durante el cerco de Leningrado, circa 1941.
Los rusos habían transformado las posiciones a los alrededores de Leningrado en un denso sistema de defensas, las cuales habían estado siendo preparadas con anticipación, compuesto por una periferia exterior de búnkeres de concreto y posiciones intermedias, interconectadas por medio de trincheras.
Leningrado estaba completamente rodeada y las fuerzas alemanas estaban intentado penetrar sus defensas con toda su furia. Utilizando fotografías de reconocimiento aéreo, el general Raus tenía la tarea de romper la Línea Leningrado, decidiendo atacar en la vecindad de Salyzy, atravesando campos minados y fortificaciones.
Con una fuerte oposición enemiga, el general Raus describe con detalle los acontecimientos que le llevaron a romper la Línea Leningrado, al menos por el momento:
El 10 de septiembre, el grueso de la 6ª División Blindada avanzó a lo largo del camino hacia la cabeza de puente en el norte. Separé algunos elementos para barrer las fuerzas rusas remanentes en el altiplano al oeste de Krasnogvardeysk, mientras otras acababan con la posición en el bosque del enemigo que nos había forzado a mantener una fuerte guardia en el flanco el día previo. De esta manera, el sector entero de asalto al sur de la Línea Leningrado fue despejada del enemigo antes del mediodía. Tan solo a lo largo del borde norte del bosque, 40,000 minas soviéticas tuvieron que ser desarmadas y removidas.
Una vez que estas tareas fueron completadas, comencé a enviar batallón tras batallón a través de la cabeza de puente hacia la zanja antitanque de tres kilómetros de largo que corría hacia el área del bosque. Estos batallones lograron infiltrarse tan lejos hacia el norte que penetraron completamente las cuatro posiciones defensivas en la Línea Leningrado y pude colocar cuatro batallones (con tanques) para enrollar todas las líneas simultáneamente. Los soviéticos lanzaron un intento desesperado para rechazar este ataque con caballería, que fue fácilmente frustrado. La zanja antitanque era de unos cuatro metros de ancho y profundidad y la posesión de esta hizo posible poder cambiar todo el frente de ataque de la división entera de nueva cuenta en noventa grados de un solo golpe. Búnker tras búnker y fortificación tras fortificación recibía ahora la atención de los Stukas, artillería media, cañones antitanques y antiaéreos al tiempo que eran atacados por infantería en el flanco y la retaguardia. Toda mi artillería divisional había permanecido al sur de la Línea Leningrado, perfectamente posicionada para que su fuego formara una cortina completa de flanqueo enfrente de los batallones atacantes. Paso a paso las trincheras y los últimos nidos de resistencia fueron despejados.
Si deseas saber más, lee “Panzer Operations: The Eastern Front Memoir of General Raus, 1941-1945” [Operaciones de tanques: la memoria del general Raus del Frente del Este, 1941-1945], de Erhard Raus.
Un cráter de bomba en el malecón del Río Fontanka. Trabajadores comunales bombean el agua que sale de las tuberías reventadas de suministro de agua y las de aguas residuales, el 9 de septiembre de 1941.