La Segunda Guerra Mundial... Hoy

Al día siguiente, un submarino hundió un petrolero en la línea trasera del convoy antes del amanecer; al mediodía hubo otro ataque con torpedos por 20 bombarderos, de nuevo bajo la proa de estribor del convoy, pero esta vez parecen ir por el portaaviones escolta y otros buques de guerra. Algunos de los Hurricanes despegaron. 11 aviones enemigos fueron derribados en comparación con los 8 del día anterior, y no hubo víctimas en el convoy. El 14, 10 aviones más fueron abatidos en ataques aéreos posteriores, con solo una baja, el último barco que quedaba en las columnas aciagas 9 y 10.

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Uno de los tripulantes de otro barco observó la muerte de la víctima, describiendo cómo el “avión llegó a unas 300 yardas, antes de lanzar sus torpedos y luego barrerlo a continuación. A su paso, el artillero de la nave se pasó de proa y popa y lenguas brillantes de fuego parpadearon de su motor de estribor. Descendió, se recuperó, bajó de nuevo y pareció que estaba a punto de estrellarse, cuando sus torpedos alcanzaron su marca y el barco simplemente se desvaneció en el aire”. Se llevó al avión con él. Un solitario intendente sobrevivió a esta explosión del barco de municiones.

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Hay una fotografía oficial muy publicada de la explosión, pero yo tengo otra que me dio el fotógrafo a bordo del Scylla. Me dijo que su cámara casualmente estaba orientada en la dirección de la nave de munición con su mano lista para “disparar”. La fuerza de la explosión le sacudió la mano que accidentalmente le hizo tomar la foto. En otro incidente, se observó a un artillero de un barco romper a llorar porque sus manos estaban demasiado frías y torpes para operar su arma.

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En la noche del 15, el convoy pasó la Isla de la Esperanza, al sureste de Spitzbergen, aproximadamente 77 grados Norte y el Scylla subió a bordo a algunos de los sobrevivientes del buque, 200 más o menos. Cuando, días después, yo estaba hablando con uno de ellos, un gran marinero estadounidense negro, cuyo barco se hundió muy rápidamente; le pregunté qué podría haberle ocurrido suponiendo que no hubiera estado de pie en la cubierta superior. “Chico”, me respondió, “simplemente no voy a suponer estas suposiciones”.

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Nos dijeron que, incidentalmente, más de 20 minutos o más en el agua podrían ser fatales. De hecho, los esfuerzos para el rescate fueron realizados hábilmente como lo atestiguan 550 sobrevivientes. Tres pilotos de Hurricane fueron recogidos rápidamente, después de haber volado a través de nuestro propio fuego antiaéreo con enorme coraje para enfrentar a la aviación enemiga.

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Aquellos que estuvieron en el mar hasta 20 minutos por lo general se recuperaron después de despojarse de sus ropas y envolverse en mantas calientes, además de una buena cantidad de emoliente ron naval -virgen, néctar puro sin adulterar-. Más de 20 minutos o algo así en el agua a menudo involucraba desnudarse, envuelto para brindar calor, respiración artificial y, en su caso, el sueño inducido por morfina. Si no había complicaciones, la recuperación ocurría en un plazo de dos a tres días.