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El Octavo Ejército rumbo a Túnez

Un gaitero de los Montañeses de Gordon toca desde un tanque Valentine, mientras avanza ent

Un gaitero de los Montañeses de Gordon toca desde un tanque Valentine, mientras avanza entre multitudes de gente local vitoreando en Trípoli, el 26 de enero de 1943.

El Octavo Ejército británico entró en Trípoli el 23 de enero, exactamente tres meses después de que se lanzara la ofensiva contra el Afrika Korps en El Alamein, el 23 de octubre de 1942. Ellos habían estado persiguiendo a los alemanes y los italianos, encabezados por Rommel, todo el camino hacia el oeste desde entonces.

El puerto principal de Trípoli fue la primera oportunidad para empezar a reequipar a un ejército que estaba empezando a parecer muy desgastado y raído. Para muchos hombres fue la primera oportunidad para reemplazar un uniforme andrajoso y botas desgastadas. También tuvieron la oportunidad de cambiar la dieta después de meses de “carne enlatada, arroz y té y muy poco más”. Fue bienvenida la aparición de fruta enlatada en Trípoli.

Para Montgomery, comandante del Octavo Ejército, fue sólo una breve pausa en la campaña. Neil McCallum fue uno de los oficiales que recibió informes “Monty” durante este período. Para él, como muchos hombres que se reunieron con Montgomery, fue una experiencia inolvidable:

Montgomery ha hablado con los oficiales del Cuerpo. Nos reunimos en Trípoli en el Cine Miramare. El auditorio estaba lleno y en el escenario estaba un aviso de “No Fumar”.

Cuando Montgomery pisó el escenario, el auditorio estaba a oscuras y el escenario estaba iluminado brillantemente desde los lados y desde arriba. En este marco se puso de pie pulcro, ordenado y en paz. Él se apartó de la pequeña mesa de lectura y habló sin notas, tocando ligeramente el cinturón de su uniforme de batalla.

 

Por algún truco de iluminación había sombras proyectadas sobre su rostro para que los ojos estuvieran en cavidades profundas de oscuridad y se destacaran las prominencias óseas. Daba a su rostro la apariencia de una calavera y en ocasiones, desde mi asiento en la parte trasera de la sala, parecía que les estaba hablando un esqueleto con uniforme.

 

La actitud de Montgomery, su personalidad, era tan deliberadamente organizada como el escenario. Su arrogancia, su ilimitada confianza en sí mismo se había convertido hace mucho tiempo en un arquetipo. Todo esto es parte de su éxito como general.

 

La primera vez que pisó el escenario, nos dijo que tosiéramos y nos sonáramos la nariz y luego guardáramos silencio. Más adelante nos permitirían toser a intervalos. El orgullo que mostraba por el Octavo Ejército –“mi ejército, mis soldados”- apenas escapaba de la propia adulación.

 

Su agresividad en el campo era llevada en su discurso. No permitía modestia alguna, fingida o real. Estaba entusiasmado con lo que se había logrado, pero sólo en la medida en que se trataba de un escalón más hacia lo que ahora pretendía hacer.

 

Eso, dijo, fue la eliminación del Ejército Panzer de Rommel. “Rommel tiene miedo”, dijo. “Espero que Rommel se encuentre todavía en Túnez. Mientras que él siga al mando no tengo nada de qué preocuparme. Mi única preocupación es que se le dé el trabajo a otra persona. Pero les diré esto. Muy pronto Túnez verá un Dunquerque de primera clase”.

 

“De esa manera, nos dijo lo que teníamos qué hacer a continuación. “El Octavo Ejército se irá a Túnez”.

Si deseas saber más, lee “Journey with a Pistol: A Diary of War” [Viaje con una pistola: un diario de guerra], de Neil McCallum.

El mito de Rommel se había quebrantado, por lo menos en lo que se refería al Octavo Ejército, y Montgomery estaba obligado a subrayarlo.

Por su parte Rommel era igualmente poco halagüeño al opinar acerca de Montgomery y escribió cómo hubiera podido romper la débil línea británica de avance si tan solo hubiera tenido suficiente gasolina. Rommel nunca sabría que Montgomery había sido capaz de planificar sus pericias con pleno conocimiento de que Rommel no tenía gasolina –debido a la inteligencia Enigma británica-.

 

Rommel estaba a punto de ser removido de su cargo. El 28 de enero le escribió a su esposa:

Querida Lu

Dentro de unos días voy a estar renunciando el mando del ejército a un italiano, por la única razón de que “mi actual estado de salud no me permite seguir adelante”. Por supuesto que en realidad es por otras razones, principalmente por prestigio. He hecho todo lo posible para mantener el teatro de guerra, a pesar de las dificultades indescriptibles en todas las áreas. Estoy profundamente apenado por mis hombres. Ellos eran muy queridos para mí.

Físicamente, no estoy demasiado bien. Los fuertes dolores de cabeza y los nervios sobrecargados, además de la molestia de la circulación, no me permiten ningún descanso. El profesor Horster me está dando hipnóticos y ayudándome tanto como puede. Tal vez tenga unas cuantas semanas para recuperarme, aunque con la situación tal y como está en el Este, lo que a uno le gustaría es estar en la primera línea.

Si deseas saber más, lee “The Rommel Papers” [Los Documentos de Rommel], de Sir Basil Lidell Hart.

Tanques Sherman durante el avance a lo largo de la carretera costera hacia Trípoli, el 27

Tanques Sherman durante el avance a lo largo de la carretera costera hacia Trípoli, el 27 de enero de 1943.

El equipo de un cañón antiaéreo Bofors de 40 mm observa el cielo después de un ataque de S

El equipo de un cañón antiaéreo Bofors de 40 mm observa el cielo después de un ataque de Stukas durante el avance del 8º Ejército en Trípoli, Libia, el 29 de enero de 1943.

El general Montgomery lee la lección al aire libre durante un servicio de Acción de Gracia

El general Montgomery lee la lección al aire libre durante un servicio de Acción de Gracias cerca de Trípoli para unidades del Octavo Ejército.

Hitler dándose la mano con el mariscal de campo Erwin Rommel después de su regreso de Áfri

Hitler dándose la mano con el mariscal de campo Erwin Rommel después de su regreso de África.

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