El fatal destino de los prisioneros soviéticos
Prisioneros de guerra soviéticos en el campo de prisioneros Stalag X-B, en Sandbostel, Alemania, en 1941-43 –la leyenda original de esta fotografía señalaba: “resulta una vista común rusos muriendo”-
Durante las batallas de grandes cercos de la Operación Barbarroja en 1941, los alemanes capturaron un gran número de prisioneros de guerra soviéticos, ejércitos enteros cayeron en sus manos. Alrededor de 3.6 millones de hombres fueron capturados. Para 1942, la mayoría de ellos estaban muertos. Se trata de un crimen de guerra que siempre ha recibido una atención sorprendentemente escasa.
Al darse cuenta de que no existiría una victoria rápida sobre la Rusia soviética, la Wehrmacht se vio obligada a reevaluar sus necesidades de mano de obra. Los prisioneros de guerra soviéticos ya no deberían considerarse completamente como desechables –como para dejarlos en recintos abiertos con alambre de púas y se dejarlos morir de hambre o frío-. Ahora tendrían que convertirse en una fuente útil de trabajo para apoyar la maquinaria de guerra alemana.
El 28 de febrero 1942, Alfred Rosenberg, el Ministro del Reich para los Territorios Ocupados del Este, escribió a Wilhelm Keitel, jefe del Comando Supremo de las Fuerzas Armadas:
Alemania está llevando a cabo la lucha contra la Unión Soviética por puntos de vista ideológicos. El bolchevismo debe ser derrocado y algo mejor debe ser colocado en su lugar. Incluso los prisioneros de guerra mismos deben darse cuenta de que el nacionalsocialismo está dispuesto y en condiciones de brindar un futuro mejor. Ellos deben regresar a sus hogares desde Alemania con un sentimiento de admiración y aprecio por Alemania y las instituciones alemanas, convirtiéndose así en promotores de la causa de Alemania y el nacionalsocialismo.
Este objetivo trazado no se ha logrado obtener hasta ahora. El destino de los prisioneros de guerra soviéticos en Alemania es, por el contrario, una tragedia de las mayores proporciones. De 3.6 millones de prisioneros de guerra, sólo varios cientos de miles siguen estando completamente aptos para el trabajo. Una gran parte de ellos ha muerto por el hambre o a causa de los peligros de las inclemencias del clima. Miles también han muerto por el tifus.
Se entiende, por supuesto, que existen dificultades en la alimentación de un número tan elevado de prisioneros de guerra. De todos modos, con un cierto grado de comprensión de las metas trazadas por la política alemana, la muerte y el deterioro en los términos descritos podrían haberse evitado. Por ejemplo, según la información disponible, la población local dentro de la Unión Soviética está absolutamente dispuesta a poner alimentos al alcance de los prisioneros de guerra. Varios comandantes de campos han comprendido esto y han seguido este curso de manera exitosa. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los comandantes de los campos han prohibido a la población civil dar comida a los presos y han preferido dejarlos morir de hambre.
Incluso durante la marcha hacia los campos, a los civiles no se les permitió dar alimentos a los prisioneros de guerra. En muchos casos, cuando los prisioneros de guerra ya no podían mantener el ritmo de la marcha a causa del hambre y el cansancio, fueron fusilados ante los ojos horrorizados de la población civil y se dejaron los cadáveres en el lugar. En numerosos campamentos, no fue proporcionado refugio alguno para los prisioneros de guerra. Permanecieron bajo el cielo abierto durante la lluvia o la nieve. Incluso no dispusieron de herramientas para cavar hoyos o cuevas.
Aparentemente se ha olvidado realizar una desinfección sistemática de los prisioneros de guerra en los campamentos y de los campos mismos. Declaraciones como éstas han sido escuchadas: ‘Cuantos más prisioneros mueran, mejor será para nosotros’. La consecuencia de este tratamiento ha resultado ahora en esto, que el tifus se está extendiendo debido a las heces y descargas de los prisioneros y ha cobrado víctimas entre las fuerzas armadas, así como entre la población civil, incluso en la parte antigua de Alemania.
Por último, debe ser mencionado el fusilamiento de prisioneros de guerra, los cuales se han llevado a cabo, en parte, de acuerdo con puntos de vista que ignoran todo entendimiento político. Por ejemplo, en diversos campos, todos los ‘asiáticos’ fueron fusilados, aunque los habitantes de las zonas consideradas como pertenecientes a Asia, de la región transcaucásica y Turkestán, particularmente, se encuentran entre las personas en la Unión Soviética que más fuertemente se oponen a la subyugación de Rusia y al bolchevismo. El Ministerio del Reich de los Territorios Ocupados del Este ha enfatizado repetidamente estos abusos. Sin embargo, en noviembre, por ejemplo, un destacamento [Kommando] apareció en un campo de prisioneros de guerra en Nikolajew, pretendiendo liquidar a todos los asiáticos.
El tratamiento de los prisioneros de guerra parece estar fundado, en una gran parte, en graves conceptos equivocados acerca de la gente de la Unión Soviética. Uno encuentra que la opinión es que las personas son más inferiores a medida que se uno interna más hacia el oriente. Por lo tanto, si los polacos ya recibieron malos tratos, uno argumenta, se deben tomar medidas mucho mayores en contra de ucranianos, bielorrusos, rusos, y finalmente los ‘asiáticos’.
El memorándum fue aportado como prueba en los Juicios de Núremberg por crímenes de guerra después del conflicto bélico. Rosenberg alegó que el documento no había sido escrito por él, aunque no parece que haya cuestionado su contenido fáctico.
Si deseas saber más, lee “Bloodlands: Europe between Hitler and Stalin” [Tierras sangrientas: Europa entre Hitler y Stalin] de Timothy Snyder.
Si deseas conocer más sobre los Juicios de Núremberg, The Propagander tiene una extensa colección de documentos originales del Tribunal Militar Internacional. Los testimonios de Alfred Rosenberg puedes encontrarlos en la sección respectiva del sitio.
Muchos de los prisioneros de guerra soviéticos de 1941 murieron sin llegar ningún campo formal de prisioneros. Había alguna posibilidad de sobrevivencia para algunos de los prisioneros de guerra rusos que se encontraban en campos de concentración, aunque la tasa de mortalidad por hambre y exceso de trabajo era alta. Cientos murieron durante experimentos para establecer las cámaras de gas que serían utilizadas durante el Holocausto.