Panzers detenidos en la Batalla de Alam el Halfa
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Un Fallschirmjäger (paracaidista) de la Brigada Ramcke limpiando su rifle en algún lugar en el Norte de África. Estas tropas reforzaron el ataque de Rommel en agosto de 1942, sin embargo sufrieron bajas considerables.
El intento de Rommel para romper la línea defensiva británica en El Alamein estaba progresando muy lentamente. Las tácticas británicas habían cambiado -ya no podían ser engañados para atraer a sus tanques en una batalla desigual con los cañones alemanes-. En cambio, los Panzers alemanes tuvieron que intentar forzar su camino mucho más allá, hacia terreno elevado –en la cordillera de Alam el Halfa- que era dominada por la artillería británica.
Henry Ritchie era uno de los artilleros en la cordillera:
Parecía como si cada cañón en la llanura hubiera abierto fuego en nuestro sector en la cima de la cordillera Alam Halfa. Podían verse claramente los destellos brillantes y punzantes de las armas enemigas al tiempo que hicieron fuego sobre la cordillera y arremetieron contra el sector de punta a punta con una lluvia de acero. Nuestras chaquetas estaban siendo espolvoreadas sin duda alguna.
Pero al igual que la gran potencia de fuego del enemigo decidido, nuestro propio fuego, atronador y terrible en su cenit, parecía no conocer límites y nosotros y otros artilleros, declarando nuestra fe, disparamos miles de rondas de proyectiles con altos explosivos mortíferos en los motores del enemigo que estaba avanzando.
Se estimaba que había tres mil quinientos tanques, transportes de tropas, vehículos blindados y vehículos de transporte esparcidos en el caldero de abajo. Cuarenta tanques enemigos se habían atrincherado inmediatamente debajo de nosotros y estaban disparando a la parte superior de la cordillera y otro centenar de tanques enemigos se estaban reuniendo al norte entre la División de Nueva Zelanda y nosotros mismos.
Mientras tanto nació inspiración y estímulo con la vista que paralizaba el corazón de tres formaciones de Bostons, dejando caer sus cargas de bombas con una precisión perfecta sobre las concentraciones enemigas de tanques y vehículos. Todos los bombardeos y la mayor parte del fuego de artillería eran claramente visibles desde nuestra posición en la cordillera mientras seguíamos disparando salva tras salva en los Panzers de Rommel.
Sin embargo, a pesar del fuego sucesivo de los artilleros con concentraciones “Stonk” de los cañones divisionales, el gran ejército Panzer continuó moviéndose hacia el este.
En medio de la tarde, un bombardeo en picada de Stukas pegó en todo el conjunto de la parte superior de la cordillera. Con sus aletas hacia abajo, los Stukas se fueron torciendo, tejiendo y precipitando a través de la barrera antiaérea. Dos Stukas cayeron del cielo ahora oscurecido y con sus frenos chillando y arrastrando humo negro y espeso, golpearon el suelo entre candentes bolas de fuego.
Poco después, cuatro ambulancias, sus cruces rojas grises por el polvo, llegaron al Cuartel General de la Batería. La Tropa “B” había sido alcanzada por los bombardeos y sólo estaban disparando con dos cañones. Un sargento de un tanque se tambaleaba aturdido en esta espuma, niebla llena de humo con un brazo arrancado.
Nubes de humo y polvo inmensas se cernían sobre toda la zona bombardeada y los tanques enemigos debajo de la cordillera nos estaban poniendo cada vez más atención. No había duda de que el enemigo estaba haciendo un intento decidido para tomar la Cordillera Alam Halfa y podíamos dar por sentado que su infantería motorizada se encontraba en el fondo, lista para asaltar la cordillera cuando hubiera sido suficientemente ablandada.
No obstante, el enemigo allá afuera en el desierto plano estaba en desventaja. Estábamos bien atrincherados y nuestro P.O. [puesto de observación] tenía una vista de tribuna de los objetivos enemigos y no había escasez de municiones. Por otra parte, el enemigo era incapaz de vernos bien desde abajo de la escarpa y estaban recibiendo una tremenda vapuleada de nuestro bombardeo.
Si deseas saber más, lee “The Fusing of the Ploughshare, the Story of a Yeoman at War” [La fusión del arado, la historia de un Yeoman en guerra], de Henry R. Ritchie.

Algunas de las tropas canadienses descansando a bordo de un destructor después del ataque a plena luz de día de las fuerzas de Operaciones Combinadas en Dieppe, Francia, el 19 de agosto de 1942. El estrés causado por la operación puede verse en alguna de sus caras.

El “Boston Shuttle”: un escuadrón de Douglas Boston Mark III del Ala Nº 3 de la Fuerza Aérea Sudafricana (SAAF), posicionados para su famosa maniobra simultánea de despegue en una pista de aterrizaje en el desierto occidental. Esta iniciaba con todos los aviones haciéndose en contra del viento en una sola línea frontal. El avión liderando, en la derecha, comenzaba a continuación su carrera de despegue, con el resto de las aeronaves siguiendo a puerto de forma escalonada, de manera que cada aeronave evitaba el polvo levantado por el avión que se encontraba adelante.

Un tanque Fiat-Ansaldo M13/40 del XX Cuerpo Blindado italiano. El XX Cuerpo, consistente de las Divisiones Blindadas Ariete y Littorio y la División Motorizada Trieste, eran la contraparte italiana de los Afrika Korps de Rommel. Aunque los oficiales italianos tenían la fama de ser corruptos, estas divisiones eran muy apreciadas por Rommel.
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Boston Mark III, Z2183 ‘E’, del Escuadrón Nº 24 de la Fuerza Aérea Sudafricana (SAAF), en vuelo en una prueba poco después de que la escuadrilla fuera reequipado con este tipo de avión, en Shandur, Egipto.

Un patrón de bombas estalla sobre posiciones enemigas diseminadas en el desierto occidental, durante un ataque de Douglas Bostons del Ala Nº 3 de la Fuerza Aérea Sudafricana (SAAF).