Panzergrenadiers SS con un Tiger I de la 2ª SS División Panzergrenadier Das Reich durante la batalla de Kursk.
Alrededor de 450 kilómetros al sudoeste de Moscú, la Wehrmacht al fin lanzó su gran ofensiva de 1943. El campo de batalla era enorme, extendiéndose por cientos de kilómetros. Cerca de un millón de soldados alemanes se enfrentaron a más del doble del Ejército Rojo. Casi 3,000 panzers alemanes se enfrentaron a más de 5,000 tanques soviéticos –ellos estaban poniendo su fe en el nuevo tanque pesado Tiger y el tanque mediano Panther para superar en armas a la oposición-.
Sin embargo, el Ejército Rojo había tenido muchas advertencias. Habían construido defensas profundas, líneas sucesivas de trincheras, campos minados y trampas de tanques que se extendían por decenas de kilómetros en algunos lugares. Además, habían tenido tiempo para entrenar y preparar a sus tropas. Los alemanes se enfrentaban a un ejército completamente diferente al del año 1941.
Ese día, Vasily Krysov era uno de los que tenía que contener sus nervios y su fuego. Él comandaba a un pelotón de obuses autopropulsados SU-122. Habían llegado a la zona de Kursk a mediados de junio y mantenían posiciones cerca Zmievka.
A las 0220 horas del 5 de julio participaron en un bombardeo preventivo soviético. Después, a las 0430, la barrera principal de artillería alemana comenzó y añadió su peso al fuego contra la batería. Su tarea principal consistía en esperar a los panzers, que no hicieron acto de presencia por unas cuantas horas más:
Menos de un kilómetro ahora quedaba a los tanques enemigos, ¡pero aún no había orden del comandante del regimiento de abrir fuego! El tanque Tiger tenía blindaje lateral y frontal que iba de 80mm a 120mm de espesor y su poderoso cañón podía penetrar 70mm de blindaje a un rango de 1,500 metros, mientras que incluso el proyectil más pesado de nuestro obús de 122mm podría penetrar la armadura del Tiger sólo a unos 500 metros
Ahora podíamos ver claramente a través del periscopio y la mira del cañón mientras los Tigres avanzaban, entretejiéndose ligeramente mientras merodeaban por el campo de trigo, sus cañones amenazantes balanceándose mientras buscaban nuestras posiciones como objetivos.
Después de haber ordenado al colocador de cañón para mantuviera a uno de los tanques, que había salido al frente e iba avanzando hacia nuestro vehículo, en su mira, rápidamente verifiqué con los otros chicos de mi tripulación: Valéry Carole estaba aparentemente tranquilo y tenía su mano derecha en el gatillo del cañón, Plasmin y Evelyn Ivanovich mantuvieron sus ojos pegados a los tanques enemigos a través de sus aberturas de visión y estaban notablemente ansiosos, el conductor-mecánico Vitya Oleinik estaba agitado y sus manos estaban agarrando y soltando las palancas de embrague sin ningún fin, pero en tal momento de tensión esto era natural.
En cuanto a mí -sí, yo también estaba ansioso-, a pesar de que ya tenía experiencia combatiendo contra tanques alemanes, pero aquellos habían sido los Panzer III ligeros y los tanques medianos Panzer IV, mientras que aquí en Kursk los alemanes tenían Tigers, Panthers y Ferdinands ¡con cañones muy pesados!
En este primer compromiso desigual con tanques enemigos pesados en la saliente de Kursk, yo estaba ansioso por derrotar al enemigo a cualquier precio, ¡pero también mantener a los miembros de la tripulación con vida! Ahora, sin embargo, como el comandante, tenía que pensar en una cosa: ¡asegurarme que nadie nos decepcionara en la batalla!
“Incluso el diablo no es tan terrible como lo pintan”, yo seguí alentando a mi tripulación. “Déjenlos que se acerquen más…”
La distancia se estaba reduciendo. Ahora había 900 metros a los tanques, 800… Los Tigers estaban acercándose a nuestra línea de avanzada desplegada a 700 metros delante de la primera trinchera -¡pero todavía no había orden de abrir fuego!-
Los tanques se estaban arrastrando tan lentamente como tortugas. Sus tácticas eran comprensibles: estaban contando con que nuestros nervios no aguantarían, que alguien abriera fuego, y entonces podrían fácilmente, desde un rango seguro, hacer que nuestros tanques, cañones autopropulsados y artillería trabajaran poco. Sin embargo, el comandante del regimiento, el mayor Samyko estaba mostrando un gran autocontrol.
[Los panzers invadieron la línea exterior de trincheras soviéticas y continuaron antes de que la orden de abrir fuego fuera dada].
…
Tres bengalas rojas se dispararon hacia el cielo para indicar la confirmación de la orden y antes de que la primera de ellas hubiera llegado a su cenit, Korolev, quien estaba esperando esa señal como si fuera maná del cielo, apretó el gatillo. ¡El disparo retumbó! ¡Los obuses de Levanov y del comandante de la batería rugieron cerca! Polvo y humo se arremolinaron por la onda expansiva, ocultando el campo de batalla durante varios segundos, pero sin embargo ¡alcancé a ver un destello en la torreta de un tanque enemigo! Y luego un segundo destello -un golpe directo del proyectil disparado por Lesha Kuzin- ¡el colocador de cañón de Levanov!
A la izquierda, un tanque alemán avanzó significativamente por delante de los demás. “¡Valeriy! ¡Al segundo de la izquierda! ¡Fuego!” Le ordené al cañonero. El proyectil explotó en la parte superior de la torreta. Sin embargo, el tanque no sólo siguió avanzando, sino también siguió disparando su cañón principal y dos ametralladoras. Le di a Korolev un nuevo punto de mira: “¡A las orugas! ¡Fuego!” ¡El proyectil pesado destrozó una oruga! El tanque se desvió a la izquierda, dejando al descubierto su lado derecho.
Vasiliy Tsybin, el cañonero experimentado en la tripulación de Gorshkov, que no había disparado antes de esto, había estado esperando por tal oportunidad - ¡en un instante envió un proyectil en el lado del tanque enemigo y le prendió fuego! Korolev también se las arregló para disparar, pero el tanque alemán ya había recibido el golpe fatal un segundo antes.
“¡Un proyectil desperdiciado! Valeriy maldijo con tristeza”.
Si deseas saber más, lee “Panzer Destroyer: Memoirs of a Red Army Tank Commander” [Destructor de Tanques: Memorias de un Comandante de Tanques del Ejército Rojo], de Vasiliy Krysov.
Este noticiero alemán de la época, muestra algunas escenas del campo de batalla en Kursk, como parte de la serie Die Deutsche Wochenschau.
Tripulantes de un Tiger I alemán examinan un impacto de un proyectil soviético durante la batalla de Kursk, en julio de 1943.
Un tanque soviético KV-1 abandonado en el sector de Bryansk, en la saliente de Kursk, en julio de 1943.
Un tripulante muestra el impacto de un proyectil en un tanque alemán Tiger I.