El U-701 hundido por los norteamericanos
El hidroavión PH-2 de la Guardia Costera rescata sobrevivientes del U-701, el 9 de julio de 1942. El dirigible tipo K de la Armada sobrevolando había localizado previamente a los sobrevivientes y lanzó balsas y provisiones para ellos.
El Kapitänleutnant Horst Degen, al mando del U-701, tenazmente patrullaba a las afueras de Cabo Hatteras, saliendo a la superficie brevemente en las primeras horas de la tarde para refrescar el aire viciado del submarino alemán.
Degen había interceptado un convoy de treinta y un buques dirigiéndose hacia el sur, disparando dos torpedos a un tanquero de 7,000 toneladas, el British Freedom. Un torpedo hizo impacto, pero el navío estaba vacío y fue salvado. Uno de los escoltas, un yate convertido, el Saint Augustine, lanzó trece cargas de profundidad y provocó que Degen se retirara. Al siguiente día, el U-701 se encontró con el tanquero estadounidense de 14,000 toneladas William A. Rockefeller completamente cargado, estaba siendo escoltado por un avión de la Guardia Costera. Con un solo torpedo, Degen detuvo al tanquero, pero al ver la sombra del U-701, el avión contraatacó con dos cargas de profundidad y dio coordenadas al cúter de la Guardia Costera, el Número 470. El cúter lanzó otras siete cargas de profundidad, que previno otro ataque a la luz del día y con ello rescató a la tripulación del tanquero. Degen regresó a la escena y disparó otro torpedo al buque, este lo mandó al fondo del mar, el único buque tanque hundido en la Costa Este de los Estados Unidos en junio.
Los otros dos submarinos tipo VII del grupo de mayo que habían colocado minas, el U-87 y el U-373 avistaron el puerto de Lorient, en Francia, el 7 de julio. Extrañamente, Degen en el U-701, que había zarpado el mismo día que los otros dos U-Boots y aún no habían repostado combustible, seguía a las afueras del Cabo Hatteras, buscando un barco más que hundir con sus dos o tres torpedos remanentes, aunque no había encontrado ninguna embarcación en los últimos nueve días. El calor y el aire asqueroso dentro del bote era insoportable y se avecinaba un viaje tedioso a casa de tres semanas.
Poco después de la 1:00 de la tarde ese día, Degen salió a la superficie con precaución para colocar aire fresco dentro del submarino. Lo que siguió a continuación fue un desastre para la tripulación:
A media tarde del 7 de julio de 1942, el U-701 navegaba en la superficie del Cabo Hatteras. Degen, Junker y Bazies, junto con el oficial de intendencia, estaban en busca de aviones, como era su práctica en aguas peligrosas. Cada uno observaba un área de 90 grados. El día estaba perfectamente claro y el mar suave. Bazies y el oficial de intendencia comenzaron a introducirse al bote. De repente, Junker gritó: “¡Avión, ahí!”
El avión, un bombardero del ejército estadounidense, estaba muy cerca. Los hombres subieron al bote y se sumergieron de emergencia. Degen se mantuvo en la torre de mando junto a Junker mientras se zambullían. “Lo has visto demasiado tarde”, dijo Degen. “Sí”, contestó Junker-.
El avión hizo dos impactos directos cuando el bote estaba justo debajo de la superficie. El casco presurizado fue desgarrado hacia popa y el agua comenzó a introducirse. Todos los instrumentos estaban destrozados. Degen ordenó que los tanques fueran descargados, pero no hubo resultado. En dos minutos la sala de control estaba casi llena de agua. El bote se inclinó 20 grados a estribor a una profundidad de entre 45 a 60 pies.
Los sobrevivientes sólo han sido capaces de brindar testimonios incoherentes del hundimiento. Un hombre torpedero declaró que estaba dormido en el compartimiento de proa al momento del ataque. Dijo que la iluminación principal falló, pero las luces de emergencia todavía estaban encendidas. Se dirigió a la sala de control para preguntar si iban a abandonar el barco. Luego se esforzó por volver al compartimiento de proa -quizás para obtener aparatos salvavidas o alguna posesión personal preciada- y al llegar de nuevo a la sala de control, el agua estaba a la altura de la cintura.
Todos los sobrevivientes están convencidos de que estaban sumergidos cuando llegaron a abrir la torre de mando. La escotilla se abrió con facilidad, dijo Degen. Dieciocho hombres escaparon a través de la torre de mando en ese momento, entre ellos el capitán. Según un preso que afirmaba haber estado entre los últimos en irse, casi toda la tripulación finalmente escapó del barco. Sin embargo, como el mar estaba agitado, los grupos diversos no podían verse unos a otros en el agua.
Los documentos secretos fueron abandonados en el bote. No hubo tiempo para explotar cargas de demolición incluso si hubiera sido necesario. Al parecer, no se hizo ningún intento por enviar una señal de radio informando el hundimiento del submarino.
Dieciocho hombres que abandonaron el barco juntos tenían entre ellos tres respiradores de escape y un salvavidas. El bombardero del Ejército les lanzó dos pequeños salvavidas. Dos de los hombres, el compañero del contramaestre Hansel, y el guardiamarina, Lange, nadaron hacia la costa, a 30 millas de distancia, contra la advertencia de los otros.
...
Los dos días siguientes fueron una pesadilla para los sobrevivientes. Los más fuertes vieron a sus compañeros ahogarse uno por uno. Algunos se volvieron locos antes de morir. Degen no tenía salvavidas ni respirador cuando abandonó el bote. Parte del tiempo, su oficial de intendencia, Kunert, lo apoyó en el agua. Alrededor de las 2100, el timonel Etzweiler se ahogó. No sabía nadar. El agua estaba tibia, pero el mar se había vuelto más agitado.
Si deseas saber más, visita U-Boat Archive.
Un Lockheed A-29, la versión norteamericana del Hudson MK-III, originalmente construido por los británicos. Un avión como este fue responsable del hundimiento del submarino alemán U-701 el 7 de julio de 1942.