Oskar Groening, el ‘Contador de Auschwitz’, condenado por crímenes de guerra, muere a los 96 años
Oskar Groening, un guardia alemán de las SS conocido como el "Contador de Auschwitz", quien fuera condenado en 2015 por ser cómplice del asesinato de 300,000 judíos húngaros en el campo de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial, murió el 9 de marzo antes de poder servir su condena de cuatro años de prisión. Él tenía 96 años.
Un portavoz de la fiscalía en Hannover, Alemania, dijo a fuentes alemanas de noticias que el abogado de Groening confirmó la muerte. No se revelaron otros detalles.
Después de haberse recibido entrenamiento como empleado bancario, el Sr. Groening se unió a las Waffen-SS, una rama de élite del régimen de la Alemania nazi en 1939, cuando tenía 18 años. Pasó más de dos años en Auschwitz-Birkenau, un campo de exterminio en la Polonia ocupada, donde más de un millón de personas fueron asesinadas durante la guerra.
Uno de sus trabajos era recuperar el equipaje de las víctimas del Holocausto y confiscar su dinero. Registraba las cantidades para el “departamento de divisas extranjeras” del campo, señalando cuidadosamente si el efectivo provenía de Francia, Gran Bretaña, Grecia, Italia, los Estados Unidos u otros países. Posteriormente enviaba el peculio a la sede de las SS en Berlín.
“No me siento culpable”, dijo Groening al periódico alemán Hannoversche Allgemeine Zeitung en 2013, “porque no le di a nadie más que una bofetada en la cara”.
Más tarde, después de encontrarse con negadores del Holocausto entre sus compañeros alemanes, el Sr. Groening se convirtió en uno de los pocos guardias del campo de la muerte que describiría lo que había presenciado.
“Considero que mi tarea, ahora a mi edad, es hacer frente a estas cosas que experimenté y oponerme a los negadores del Holocausto que afirman que Auschwitz nunca sucedió”, dijo a la BBC en 2004. “Quiero decirles a los que niegan esto”. He visto las cámaras de gas, he visto los crematorios, he visto los pozos en llamas y quiero que me crean que sucedieron estas atrocidades. Yo estuve ahí”.
Como autodenominado “pequeño engranaje de los engranajes”, dijo que no fue un participante activo en el exterminio, el Sr. Groening creía que no sería procesado. “¿Dónde se detendrían?”, dijo en 2013. “¿No tendrías que acusar también al ingeniero que condujo los trenes a Auschwitz? ¿Y a los hombres que manipulaban las señales?”
Había sido absuelto de cargos por un tribunal de crímenes de guerra en 1948 y las autoridades alemanas lo investigaron nuevamente en los años setenta y ochenta antes de determinar que había muy pocas pruebas para acusarlo.
Su caso fue reabierto después de la condena en 2011 en Alemania de John Demjanjuk, un antiguo guardia en el campo de Sobibor en la Polonia ocupada, que más tarde se estableció en los Estados Unidos. (Demjanjuk murió en 2012 mientras se apelaba su caso).
En el juicio del Sr. Groening en 2015, fue acusado de complicidad en el exterminio de 300,000 judíos húngaros entre mayo y julio de 1944.
“Debido a mi trabajo en Auschwitz, soy sin ninguna duda moralmente cómplice en el asesinato de millones de personas, la mayoría de los cuales eran judíos”, dijo durante su primer día en el estrado. “Les pido perdón. Si soy legalmente culpable es un asunto que este tribunal debe decidir”.
Recordó escenas que permanecieron impactantes en su memoria después de más de 70 años. Observó como un soldado alemán cogía por las piernas a un bebé que lloraba “y lo aplastó una y otra vez contra el hierro de un camión hasta que quedó en silencio”.
El Sr. Groening dijo que le contó a su oficial superior sobre el incidente al día siguiente y solicitó una transferencia, pero le fue negada.
Algunos observadores lo encontraron amable y muchos alemanes pensaron que era indecoroso presentar cargos contra un hombre en sus noventas que luchaba por llegar al estrado de los testigos con su andador. Pero varios sobrevivientes que perdieron familiares en Auschwitz también proporcionaron un testimonio convincente en el juicio y señalaron que el Sr. Groening nunca ofreció una disculpa formal ante el tribunal.
“Cualquier persona que vistió ese uniforme en ese lugar”, dijo Irene Fogel Weiss, de 84 años, quien perdió a 19 familiares en Auschwitz, “representaba el terror y las profundidades a las que la humanidad puede caer, independientemente de la función que desempeñaban”.
En julio de 2015, el Sr. Groening fue declarado culpable.
El acusado Oskar Groening durante su juicio en una sala del tribunal en Lueneburg, el 21 de abril de 2015. El ‘Contador de Auschwitz’ fue enjuiciado en Alemania, acusado por los fiscales de ser cómplice en el asesinato de 300,000 judíos húngaros.
“No querías mantenerte al margen”, le dijo el juez, Franz Kompisch. “Lo que usted, Sr. Groening, ve como culpa moral es exactamente lo que la ley considera como complicidad en el asesinato".
Las apelaciones del Sr. Groening fueron rechazadas y, en noviembre de 2017, un tribunal alemán determinó que estaba en condiciones de cumplir su condena de cuatro años.
Oskar Groening nació el 10 de junio de 1921, en Nienburg, Alemania. Tenía 4 años cuando murió su madre y fue criado por su padre, un severo trabajador de fábrica y veterano de la Primera Guerra Mundial.
El Sr. Groening se unió a las Juventudes Hitlerianas en su adolescencia. Después de Auschwitz, fue transferido a l frente a fines de 1944 y fue capturado por tropas británicas después de ser herido.
Regresó a Alemania en 1948 y ocupó cargos administrativos en una fábrica de vidrio de Lueneberg hasta su retiro en la década de 1980. Él era viudo y tenía dos hijos, pero la información completa sobre los que le sobrevivieron no estuvo disponible. Groening fue uno de los aproximadamente 6,500 guardias de las SS en Auschwitz. Él fue el quincuagésimo en ser condenado por crímenes de guerra. Otro ex guardia, Reinhold Hanning, quien fuera condenado en 2016 por ser cómplice del exterminio de más de 170,000 personas, murió en el 2017 sin pasar un solo día en prisión. En una entrevista de 2014 con el periódico Daily Mail en Gran Bretaña, el Sr. Groening dijo que estaba obsesionado por lo que vio en Auschwitz. “Cada noche y cada día lo recuerdo por la pesadilla que fue”, dijo. “A lo largo de los años he escuchado los gritos de los muertos en mis sueños y en todos los momentos de vigilia. Nunca podré librarme de ellos”.